Actualmente, estamos viviendo en un momento de transformación sin precedentes provocado por muchos factores entre los que destaca la innovación tecnológica.

Dicha innovación tecnológica, ha dado lugar a percibir la necesidad, desde las empresas y por ende, desde las entidades del tercer sector,  de comenzar a interiorizar dicha innovación en la estrategia interna, las hojas de ruta y en los planes de actuación de las entidades no lucrativas.

Esta interiorización, se conoce como Transformación Digital (TD), entendida como proceso por el cual se incorpora la tecnología digital en todas las áreas de una organización. Evalúa y moderniza los procesos, productos, operaciones y pila tecnológica de una organización para permitir una innovación continua, rápida y orientada a los usuarios.

El Tercer Sector, de la misma manera que el mundo empresarial, tiene que adaptarse y evolucionar rápidamente para hacer frente a las exigencias de esta transformación.

En los últimos años hemos asistido a un proceso de modernización en la gestión y el funcionamiento de las organizaciones no gubernamentales. Con todo, la transformación digital supone un cambio exponencial  y no cabe duda de que las organizaciones que no sepan adaptarse y sacar el provecho que ofrecen las nuevas tecnologías, pueden encontrarse con dificultades a la hora de desarrollar sus objetivos con eficiencia.

Es así de sencillo: para sobrevivir como organización va a ser necesario plantearse un cambio profundo que transformará las operaciones y que podría incluso hacer replantearse la estrategia de la entidad.

Pero no se trata solo de incorporar procesos digitales para el desarrollo de nuestras actividades con mayor eficacia y eficiencia para el cumplimiento de nuestros fines como entidad, sino también, de implementar una cultura de la ciberseguridad en la entidad, para que las personas que interactúan en nuestro entorno, sean personas trabajadoras, voluntarias, usuarias, proveedores etc. desarrollen capacidades tecnológicas que ayude en la actualización de los tareas, gestiones y necesidades.

En desarrollo de este proceso de innovación y transformación digital, además, hay que tratar de protegerse mejor, para lo cual, el Instituto Nacional de Ciberseguridad INCIBE propone varias fórmulas, entre las que destacamos, por su fácil implementación en el tercer sector, las siguientes:

  • Proteger la información: estos son algunos de los consejos que el personal de la asociación puede aprender rápidamente para proteger los datos de sus asociados y evitar cualquier tipo de fuga de información:
    • Cambiar con frecuencia las claves de correo y sitios web.
    • Utilizar claves diferentes para cuentas de correo y sitios web.
    • No enviar nunca en el cuerpo del correo enlaces a sitios web desconocidos e incluir siempre una descripción de la documentación que se envía.
    • No guardar credenciales de acceso a páginas web en los navegadores de Internet.
  • Formar a tu equipo: la formación y la concienciación en ciberseguridad son esenciales.
  • Aumentar la resiliencia: cualquier organización puede sufrir un incidente de ciberseguridad, es un principio de debemos asumir. No obstante, lo importante es estar preparados para poder anticiparse e implementar medidas de protección de forma adecuada.

Fuentes:

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