Antes de pedir, dialoga
Hace unos días me invitó la Coordinadora Infantil y Juvenil de Tiempo Libre de Vallecas a participar en una reunión de networking con empresas y entidades que se relacionan con ella.
En algunos casos, suministradores de la entidad, como Coboprint (una imprenta o, como destacan ellos, un asesor para tu producción documental) o CAC (una consultoría de ahorro de costes). Otras eran entidades que colaboran con la Coordinadora dentro de un planteamiento de Responsabilidad Social Corporativa, como era el caso del Carrefour de La Gavia o de la Fundación Mahou-San Miguel.
En torno a una pregunta sencilla (¿qué podemos hacer para que saques más de tu relación con la Coordinadora Infantil?) se entabló un interesante diálogo que nos permitió conocernos mejor y comprender los puntos de vista, llenos de matices, con que cada cual interpreta su relación con una entidad no lucrativa. Esto invita a no pensar exclusivamente en términos de fundraising, sino de network-raising.
Las empresas con las que trabajamos son conscientes de la naturaleza de nuestras entidades. En algunas ocasiones, para comprender cómo prestarnos servicio más adaptado a nuestras peculiaridades (por ejemplo, presupuestos muy cortos o facturas ajustadas a las características que establecen las normas de una subvención). En otras ocasiones, porque ellas –o sus trabajadores– tienen voluntad de canalizar de alguna forma su solidaridad o su responsabilidad social y una entidad con un proyecto solidario puede representar para ellas una oportunidad.
Además de la financiación, se puede colaborar de muchas formas
La ventaja con que cuenta una entidad de barrio que dialoga con empresas pequeñas es lo concreto y cercano que puede resultar todo. Un comercio de material deportivo puede apoyar con naturalidad un equipo del barrio, unos establecimientos comerciales pueden pegar carteles en el escaparate difundiendo un evento nuestro o participar en una campaña de donativos situando una hucha en el mostrador. Algunos trabajadores de una empresa mayor pueden desarrollar un proyecto de teaming; otra empresa puede donar material, sobrante o no…
En cualquier caso, van a poder contar con el contacto directo con la entidad y van a comprobar in situ el trabajo que se realiza desde ella y el clima que se respira allí.
Aun así, la finalidad nuestra y la de la empresa siempre serán diferentes. Puede existir confluencia suficiente para hacer algo juntos, pero es importante hablar para comprender qué va a ser ese algo. Se llame «networking» o se llame «reunión», hay que facilitar ese diálogo y afrontar que esto no puede consistir, exclusivamente, en pedir. La posibilidad de favorecer los contactos profesionales entre ellos –es decir, el networking, hacer redes– es una de esas posibilidades que pueden ser bien valoradas.
Esto sugiere alguna pregunta: ¿Orientáis vuestra relación con las empresas para las que sois clientes como un diálogo? ¿Habéis explorado conjuntamente si podéis hacer algo que sea beneficioso para ambas partes?
Director de la Fundación Gestión y Participación Social. Experto en gestión de Entidades No Lucrativas.